Primeras impresiones de un miembro de Kalapie sobre la movilidad el primer dia de regulación del coche privado en el centro de Madrid.

Casualmente, la invitación cursada por la Fundación CONAMA a participar en el grupo de trabajo GT-25 “Movilidad y mayores” del Congreso Nacional de Medio Ambiente, ha hecho que coincidiera en Madrid el viernes 30 de noviembre en el primer día de área restringida a residentes y transporte público en el centro de la almendra de la ciudad (ver imagen principal).

En una jornada de situación anticiclónica, la inversión térmica existente sobre la ciudad era palpable en las mediciones realizadas en tiempo real con el medidor portátil de partículas finas PM2.5, que arrojaban ya concentraciones del orden de los 15-20 microgramos/m3 en amplias y diversas zonas peatonales del centro desde primeras horas de la mañana (sin coches y alejadas de vías principales), valores estos superiores a los 10 microgramos/m3 recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Portando luego el monitor mientras caminaba por diferentes vías principales, concretamente entre el museo Reina Sofía y Callao (Paseo del Prado, Alcalá…y Gran Vía), los valores de PM2.5 apenas superaron los 15-20 referidos anteriormente, lo cual indica que la aportación de polución por tráfico rodado era escasa, que por otra parte se veía que era muy fluido con predominio de taxis y autobuses sobre coches privados. Algo inédito en la ciudad para un viernes.

Por otra parte, recordar que la reciente reducción de dos carriles por sentido a uno solo para los vehículos privados en la Gran Vía y en una parte del tramo de la calle de Alcalá, estaba generando grandes atascos en esas vías. La velocidad en esos carriles, en los cuales los ciclistas tienen preferencia,  POBRES CICLISTAS!!!, está además limitada a 30 kilómetros por hora, lo que generaba aún más retenciones.

En otras palabras, con las aceras ensanchadas, en cada sentido de la Gran Vía hay dos carriles de circulación, uno para taxis y autobuses, y otro por el medio para el resto: coches privados, motocicletas, patinetes eléctricos, bicicletas…VAYA LÍO!!! 

Según datos aportados por el ayuntamiento madrileño, la jornada del 30 de noviembre se desarrolló con total normalidad y con una disminución considerable de vehículos en el centro de la capital, concretamente la reducción del tráfico en la Gran Vía fue del orden del 32% mientras que la velocidad de los autobuses se incrementó en un 14%.

Parece ser un inicio esperanzador en la lucha contra la contaminación atmosférica y el cambio climático, máxime teniendo en cuenta que durante dos meses los conductores infractores no serán sancionados, tan sólo apercibidos de su irregularidad.

La nueva Gran Vía tendrá además en sus aceras ampliadas cantidad de árboles, bancos, aparcabicis y hasta varias fuentes.

Visto los resultados: tráfico fluido por descenso notable de vehículos motorizados, menor grado de contaminación, aceras amplias para caminar…mi percepción personal es muy favorable a la apuesta de priorizar la salud de los ciudadanos y la lucha contra el cambio climático frente a los acérrimos defensores del coche.

Soy uno más de los convencidos desde hace mucho tiempo que con las restricciones regulatorias de circulación de los coches en el centro de las ciudades (no solo el uso de coches eléctricos), va a ocurrir, afortunadamente, como con lo del tabaco. Que mucho ruido y al final nada, la mayoría encantados, fumadores y no fumadores.

Lástima que con los coches el asunto vaya tan lento, tanto por los efectos negativos que la polución tiene sobre la salud de la ciudadanía como en lo relativo a la lucha contra el cambio climático.

Soy también de la opinión, tras la primera impresión favorable de lo visto de la nueva experiencia de movilidad en el centro de Madrid, que en muy pocos años la gente estará encantada de vivir en una ciudad más sostenible y saludable, y se extrañará de lo absurdo y sinsentido de cómo vivía en la situación anterior: contaminando y respirando a la vez sus propios humos.

Eso sí, pobres ciclistas esos escasos y valientes, tan solo cuatro, tres hombres y una mujer, que vi pedaleando en algo más de media hora por la Gran Vía.

Está pero que muy bien que la calle tenga aparcabicis, pero por dónde se van a desplazar los ciclistas, siempre como ahora, compartiendo carril limitado a 30 km/h con los coches?

Cambiando de tercio, alguién ha medido alguna vez la contaminación dentro del Metro? Y lo ha publicado? Personalmente después de haberme documentado sobre el particular, tenía mucha curiosidad y esta vez he tenido la oportunidad de hacerlo, la de medir en tiempo real las partículas PM2.5 (uno de los contaminantes atmosféricos urbanos más dañinos para la salud) en las interioridades del suburbano.

Para ello, abandoné la Gran Vía cogiendo el Metro en Callao hasta Nuñez de Balboa, con el monitor PM2.5 en marcha y unos resultados un tanto sorprendentes, permanentemente entre 40-60 microgramos/m3 (2-3 veces superiores a los del exterior) hasta que salí en la estación de destino.

En el exterior de Nuñez de Balboa y alrededores, sin apenas coches, los niveles de PM2.5 bajaron de nuevo a los 15-20 microgramos/m3 encontrados en el mismo lugar a primera hora de la mañana, fruto de la inversión térmica comentada al principio.

No obstante, al ser conocido actualmente el origen de esta polución por los expertos en la construcción de este tipo de infraestructuras, el proyecto de construcción de nuevas líneas de Metro debería tener en cuenta, entre otras cuestiones, el diseño de los andenes y resto de instalaciones, los materiales de frenos, ruedas y raíles, el sistema de captación de aire exterior filtrado y no contaminado, la ventilación y extracción posterior de gases, el sistema de aire acondicionado de los vagones con sus filtros, el aislamiento de los túneles de los andenes… a fin de evitar el problema aludido.