Oslo, la ciudad sin parking de coches
Acaba de empezar el año 2023 y con ella nos viene la ley de cambio climático que obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a implantar zonas de bajas emisiones de cara a mejorar la calidad del aire en la ciudad y reducir emisiones que ayuden a frenar el cambio climático. Estas zonas de bajas emisiones pretenden regular el acceso de los coches más contaminantes al centro de la ciudad. La inmensa mayoría de ayuntamientos va tarde y todavía no han implementado esta zona, no obstante, todos están ya (o deberían de estar) trabajando el tema.
En este contexto, resulta de interés el caso de Oslo. Esta ciudad Escandinava, como muchas otras ciudades, quería disminuir el tráfico de coches consciente de las afecciones negativas que está producen en sus habitantes y en el medio ambiente.
En un principio, el ayuntamiento anunció que pretendía cerrar al tráfico totalmente en su casco antiguo, 1,7 kilómetros cuadrados repletos de tiendas, oficinas, centros de ocio y apartamentos. Esta medida se encontró con una fuerte resistencia de los comerciantes y el ayuntamiento finalmente no tuvo más remedio que echarse atrás.
Fue en ese momento cuando el ayuntamiento hizo un cambio de planteamiento. En vez de retirar a los coches del centro, decidió analizar el problema en profundidad y se decantó por eliminar el principal incentivo para acercarse al casco antiguo en coche, los aparcamientos.
Es así que el consistorio puso en marcha un plan en el que fue eliminando las plazas de aparcamiento gradualmente, empezando desde las zonas centrales de la ciudad y expandiendo a todo el centro. Al mismo tiempo fue fomentando el transporte público y creando nueva infraestructura para ciclistas y peatones. El espacio que quedó libre de los aparcamientos fue reconvertido en espacio público, zonas verdes, carriles bicis, aparcamiento de bicicleta, espacio peatonal y similares. En poco tiempo el tráfico en la ciudad se vio reducido y la gente se pasó a otros medios de transporte sin necesidad de prohibir el tráfico rodado. A día de hoy, el panorama de la ciudad ha cambiado completamente y los ciudadanos de Oslo se preguntan cómo es posible que una vez las calles por las que ahora pasean estuviesen llenas de coches.
En nuestra ciudad ,sin embargo, el ayuntamiento no cede y a pesar de que llevamos años reivindicando el problema que los aparcamientos generan, no se produce ninguna disminución sustancial en el número de plazas.
Es más, recientemente se ha confirmado que se prevé la apertura de un nuevo parking en San Bartolomé que difícilmente ayudará en la disminución de tráfico que Donostia necesita. Es por esto, que pensamos que además de implantar un sistema de etiquetados de coches y prohibiciones, las nuevas zonas de bajas emisiones, también tienen que venir acompañadas de medidas complementarias como transformación de zonas dedicadas al coche en espacios verdes o públicos, y una disminución de plazas de aparcamiento. En cualquier caso, sustituir coches convencionales por eléctricos con etiquetas verdes no es la solución que nuestras ciudades necesitan para poder progresar hacia una movilidad más saludable y sostenibles.
Fuentes:
Oslo ha tenido una idea brillante para sacar a los coches de sus calles: eliminar los aparcamientos, Magnet
What happens when a city bans cars from its streets?, BBC
Oslo’s car ban sounded simple enough. Then the backlash began, The Guardian
How Oslo Achieved Zero Pedestrian and Bicycle Fatalities, and How Others Can Apply What Worked, The city Fix